miércoles, 18 de mayo de 2011

Su, de él.


Creo que estoy un poco indecisa. Bueno, mentira, me hacen estar así. Odiaba su sonrisa, me parecía poco sincera y, sobre todo, nada natural. Sin embargo, adoraba la cara de pillo que tenía en cada momento. Por otra parte, odiaba como me hacía sentir de tonta cuando estaba a su lado y tenía que aguantar sus bromas pesadas. Sin embargo, adoraba cuando se ponía sentimental, quizás de una forma muy teatrera, me miraba con sus pequeños ojos, y me decía que no me mosqueara, que, en cierto modo, me quería. Y me lo creía, bueno, y me lo sigo creyendo porque tantos años de amistad no me sirven más que para seguir aguantándolo. También odiaba cómo miraba al resto del mundo, no sé, supongo que los celos me hacían ver lo que no era o, quizás, me hacían ver lo que no quería ver. En fin, ante esto, sólo podía adorar cómo me miraba de lejos en las clases y se reía levemente. De vez en cuando, hasta me enviaba alguna notita tonta llena de corazones y, esto, esto sí que lo odiaba. Lo odiaba porque algo me comía por dentro. Las ganas de arrancarle el amor que nunca quiso regalar, ni siquiera compartir, y que yo sabía bien el porqué.

Pero bueno, no sólo esto me llena de indecisión. Su actitud es algo que últimamente me puede. Es que, quizás la inmadurez le pueda, o, posiblemente, sea ese miedo que tiene a las tías. Pero me parece un tanto ilógico que desconfíe de mí, al fin y al cabo, me conoce bien, soy su amiga. Aunque claro, también puede ser esto lo que le eche atrás… No sé, hay mil cosas que me vienen a la cabeza y, sinceramente, no quiero creer en nada que no me diga él.

Ayer, como suelo hacer con normalidad, lo llamé y nos tiramos cerca de una hora hablando de todo menos de lo que realmente me importaba. Pero supongo que para eso están las “amigas”, ¿no? En fin, me muero por decirle ya algo para que le quede claro de forma que no pueda evadir nada. Ya sé que sabe que me gusta, pero estoy segura de que no sabe y, aún menos, se imagina cuánto.

Me está volviendo loca. Bueno, miento, loca ya estaba, simplemente, me está poniendo peor. Me molesta que me deje así, oliendo de cerca su veneno que me tienta y que, encima, no me deje probar. Soy realmente cabezota, lo que no puedo coger es siempre lo que quiero y si ya, que de por sí soy débil, hay algo tentador, que me gusta, y no puedo conseguir, entonces, ardo por dentro por conseguirlo. Definitivamente, esto es peor que beber de su veneno, quizás no, pero necesito un sorbito de él. Sí, eso es, quiero ser la única que le cambie el ánimo a bien, la que tenga en su cabeza a cada momento. Quiero ser la del nombre que se le escapa, la que le quite el sueño o la que, por el contrario, le haga soñar bonito. Sí, quiero ser esa que pueda robarle un trocito de sus labios acompañado de unos pequeños besos y un leve sabor a él.

~ Anabel Vaz. ~

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