domingo, 23 de diciembre de 2012

Mientras siga viviendo quiero que el viento me eleve,
que el mundo nunca consiga pararme,
que mis piernas nunca dejen de moverse y corran.

Quiero que mis ojos fotografíen su rostro
y que mi piel se tatúe sus labios...
Quiero tener alas y huir de nuevo, comenzar.
Quiero que el latido de mi corazón se acelere siempre,
que nunca deje de latir y no le recuerde.
Quiero que mi cabeza lo aleje y que, cerrando los ojos, desaparezca.
Quiero que mis papilas no degusten ni un día más su aliento,
ni siquiera la piel de su cuerpo.

~ Anabel Vaz.~

lunes, 26 de noviembre de 2012

1

Sentirte bien y caer en un agujero tan grande como el universo. Perderte en el mundo y sentirte una hormiga. Continuar tu camino con o sin él. Fácil. O eso creía.

viernes, 5 de octubre de 2012

A ti.


Y así, como si los días fuesen segundos, pasan las vacaciones de verano. El mar parece en calma y el viento casi no se nota si no fuese por el movimiento de mi pelo suelto.

Sol, me dirijo a ti como si fueses el aire que respiro porque necesito de tu presencia y no puedo no pedirte que no desaparezcas más, que te quedes en mi vida tanto como sea posible; que sea verano siempre. Por ti, por mi, por él, por nosotros. Tú, la luz de nuestros días, la esencia de nuestra historia… Casi como el mar es la tinta de este bolígrafo, tu luz es el folio en el que escribo.

A él:
Los poros de mi piel te extrañan tanto como mis mejillas tus besos. Las noches bajo las estrellas sin luna, los días enteros bajo el sol, el mar… Tú, mi corazón, el que me da vida y palpita. Te quiero. Te quiero tanto que mis manos lloran lágrimas, tanto que me arde el pecho si no estás… Y ahora que se fue el verano, ahora que te fuiste tú y la luz, mi cuerpo no siente, estoy en muerte estática.

Cariño, baja de nuevo a verme, que tus ojos me hablen y tu boca calle. Vuelve a rozar mis brazos y piernas, abrázame y susúrrame. Bésame cuanto quieras y no pidas permiso. Cielo, vuelve y duerme conmigo. Sin más, me repito: te quiero.

~ Anabel Vaz. ~

martes, 29 de mayo de 2012

Por él.


Estar sola un tiempo nunca viene mal. Tienes tiempo para todo, desde agobiarte por cosas que tienes que hacer hasta gastar el tiempo soñando. Puedes reír y llorar sin que nadie te recrimine, puedes gritar y estar en silencio sin que eso signifique estar enfadada, puedes pensar y oír el silencio, tocar el aire y cambiar las cosas de sitio, puedes oír la misma canción a todo volumen las veces que quieras sin que nadie te diga nada…

Puedes averiguar a quién echas de menos realmente y quién te echas de menos a ti. Comienzas a saber de qué y de quién dependes, si sabes o no vivir sola, hasta si sirves o no para ello. Comienzas a ver en la oscuridad y a moverte con los ojos vendados y aprendes a andar a rastras y a moverte con destreza.

Tienes tiempo para pensar y recordar, para soñar y hacer planes, para estar en tu mundo las 24 horas del día, para echarle de menos y escribir… Escribir cosas incoherentes, sin contenido y con fondo. Cosas de esas que rebosan el vaso de mi vida, de esas con las que mancho el mundo y trato de contagiar a la gente. Hay tiempo para todo, para aprender y para que te enseñen y os aseguro que el tiempo, más que nada ni nadie, te enseña de todo.

~ Anabel Vaz. ~

martes, 28 de febrero de 2012

Otras drogas.

Querer y amar. El olor a café por las mañanas. Su aliento en la espalda y el ritmo de su respiración al compás de mis latidos. Sonrisas, bostezos y un poco de música relajante. Olor a rosas mezclado con zumo de naranja. Abrir los ojos y que los rayos de luz me deslumbren. Querer y poder. Amar y no querer. Soñar y despertar. Soñar despierta.
Sigo pidiendo poco. Un poco de amor con vida; un amor de esos que despierten las ganas de vivir. Quiero perderme en el sin fin de poros que alimentan su piel y respirar a través de ellos. Quiero tomar el sol de sus manos y caminar durante horas o, mejor, siempre. Quiero dejar de correr sola por un momento y seguir el camino acompañada por su voz… Que acaricie mi espalda y despeine mi nuca, que me moleste mientras duermo y me bese, que me desnude entre sus sábanas. Quiero que siga conmigo en la playa mientras me baño, que me siga el juego cuando canto y grito, que nade a mi vera y que acorrale mis miedos… Que se tumbe a mi lado mientras dibujo el atardecer y que nos caiga la lluvia de estrellas encima cada noche. Quiero que le guste la oscuridad y la luna, que me haga bañarme en la playa a oscuras y que me susurre al oído cada sensación que le produzca…
Quiero mil cosas y tengo un cero a la izquierda sumándolo todo. Sin embargo, me basta con seguir bebiendo; me basta con acabarme la botella de ron sola y saber que voy a dormir del tirón durante horas y que, aunque duerma sola, soñaré con él. Soñaré con sus ojos negros y su piel pálida, su sonrisa aguda y sus labios gruesos…, con sus caricias y su voz. Susurraré su nombre entre mis sábanas y abrazaré la almohada. Usaré su colonia como fragancia y llenaré el baño de vaho… Desayunaré sola y sin rosa, pero me calma saber que mañana le toca al vodka acompañarme durante el día.

~ Anabel Vaz. ~

viernes, 27 de enero de 2012

Maybe not.

Si no recuerdo mal, y el alcohol no provocó alucinaciones en mi cabeza, anoche el calor corporal de ambos y el frío penetrante de la calle, fueron suficiente para que en su cama pasara un huracán. En el fondo, nunca me gustó lo suficiente el chico. Ni siquiera me gustan sus ojos. Su piel pálida, su olor a AXE, su pelo peinado con cuidado, sus ojos negros bajo aquellas cejas pobladas y su estilo, nunca me gustaron. De hecho, odio cómo lleva los vaqueros caídos, y cómo se arregla el pelo más que yo. Odio cómo usa las camisetas pegadas para cualquier momento y cómo se me acerca siempre hablando con seducción.

Sí, fue un desliz, una de mis locuras nocturnas. Pero no importa, no estuvo mal, quizás tenga algo que me guste. Realmente, tiene unas pestañas preciosas, y un lunar en el cuello que me encanta y otro justo en el filo de la oreja... En realidad, tiene una voz encantadora. Canta como nadie y su mirada se me clava en el alma. En el fondo, sus manos son duras y grandes; pero acarician con dulzura y, me atrevería a decir, como nadie lo hizo. Es detallista. Pero no de esos que compran mil tonterías caras para impresionar. No, él pinta. Siempre lleva su bloc bajo el brazo. Me pinta sin que me de cuenta; escribiendo, prestando atención en clase, riendo y posando..., me pinta con esmero y me observa. Es observador. Sabe lo que me gusta y lo que no, lo que odio y me encanta. Pero nunca cambia. Físicamente, es alto, muy alto. Tan alto que me duele mirarlo a los ojos. Cabeza y media me saca, pero sonríe como un ángel y, por eso, me merece la pena mirarlo. En realidad, es simpático pero no deja de molestarme. No sé, tiene cosas buenas.

Creo... Creo que repetiría de nuevo. Su cama sigue caliente y la habitación oscura... Lo único que ha cambiado en estas tres horas ha sido su respiración. Ahora, es pausada y, observándolo bien, así, callado y dormido gana. Está guapo. En fin, en cuanto lo despierte perderá su encanto..., o quizás no.


~ Anabel Vaz. ~