sábado, 8 de octubre de 2011

Como agua.

Me bastan dos palabras. No me importa que sean ocho o cinco letras, si cierro los ojos, me basta. Más allá, a lo lejos, me basta con verte de espaldas; si me esperas, o no, no me importa siempre y cuando no te me pierdas. Me basta con que me mires; y no me importa si sonríes o me gruñes, si me giras la cabeza o me besas. Me basta con pensar que me aprecias y que si me desprecias es culpa de tu bipolaridad, y no me importa que lo niegues porque me encanta soñar.

Suponiendo sobre lo que ya supuse, me gusta no saber nada de ti durante días, que desaparezcas y aparezcas vacilón. Supongo que sigo siendo masoca. Supongo que quieres tenerme cerca en la oscuridad de tu cuarto porque te cohibes y sigo suponiendo que me das la espalda porque te sonrojas y tu faceta de machito te puede. Supongo que cuando me mientes y te vas con otra es porque..., no sé, supongo que tiene explicación.

Me gusta saber que tus labios besan con esmero y que tus ojos son sinceros. Me gusta que huelas a colonia y que niegues usarla; que grites y te aclares la voz. Me gusta saber que eres fuerte y que nunca lloras, que sabes olvidarte de mí cuando quieres, que no me necesitas. Me gusta no saber a penas nada de tu vida. Pero ahora quiero olvidarte, dejar de pensarte, que te esfumes mientras fumo; que mi humo te consuma. Quiero no quererte y dejar de escuchar tu voz.

~ Anabel Vaz. ~

No hay comentarios:

Publicar un comentario