domingo, 6 de marzo de 2011

Where your love stayed.

Te acuerdas de lo mucho que disfrutaste hará apenas un año, cuanto todo tu mundo se reducía a una persona. Y es que adorabas que, a pesar del tiempo que llevabais viéndoos, aún sentías los nervios del primer día. Vuestro futuro ya estaba formado: una casa perfecta, carreras compatibles, vivencias, amistades que os apoyaban, la charlas que teníais sobre cualquier tema durante horas… La perfección de un mundo compartido nunca se vio con tanta claridad. Peleas y risas, llantos y risas, gritos y más risas. Las horas que pasabais en invierno abrazados, las horas que pasabais en el agua de la playa en verano. Besos, mordiscos y abrazos. Cómo besaba tu cuello cuando llevabas el hombro fuera con su camiseta preferida.

Y adoraba cómo te quedaba su sudadera. Le encantaba verte con su ropa puesta. Adorabas tú, en cambio, cuando se te impregnaba su aroma en la piel. Y te encantaba cantarle mirándole a los ojos, decirle palabra a palabra lo que te hacía sentir cuando se acercaba. Y adoraba cuando sin esperárselo le besabas y abrazabas. Te decía cada día, a cada hora, lo mucho que te quería para que no se te olvidase. Y hacía todo lo posible por agradarte y hacerte sentir como nunca nadie lo había hecho, única. Te enamoró, sí, lo hizo y después el resto se quedó en la historia de tu diario preferido.


 En cambio, ahora, sólo piensas en tu futuro ya divisado en soledad. Así, haciéndote sentir débil y sin vida. Sin ilusiones en mente. Sin amor. Porque ya para ti no existe, ante ti ese sentimiento destapó su realidad: es pura ilusión un espejismo que todos creamos en nuestra mente. El "para siempre" duró menos de lo que jurasteis. El "siempre" duró lo suficiente como para abrirte los ojos, lo suficiente como para hacerte pensar que nunca más sentirás algo igual, que así sería mejor no probar. Y ahora aparecen quienes te prometen de nuevo una historia feliz, un para siempre que sólo te da miedo a no vivir con la misma ilusión. Unos besos que parecen traerte de nuevo aquél tiempo y que te da miedo pensarlo bien y descubrir que sigue siendo un espejismo. Y así, ante la duda de todo, permaneces en silencio contigo misma, esperando no pensarlo más. A la espera de que surja de nuevo la chispa que pareció llevarse con él y que no esperas otra cosa más que volver a tener con paciencia.
~ Anabel Vaz. ~

No hay comentarios:

Publicar un comentario